Según un artículo de Andrew Tuck del Libro “The Monocle Guide to Better Living“, existen tres elementos muy importantes para que una ciudad funciones, espacios verdes, buen transporte público y calles limpias, sin embargo eso es solo el comienzo, lo que se busca en una ciudad, y en una que en realidad funcione para sus habitantes es que sea una extensión del hogar. La primera pregunta que me hago es si mi ciudad es en verdad una extensión de mi hogar, y la segunda, cuando salgo a las calles, ¿es mi hogar en realidad un reflejo de mi ciudad? Espero que no.
Mi ciudad es caótica como muchas en Latinoamérica, tiene tráfico de a montones, topes a cada esquina, automóviles que no respetan al peatón ni al ciclista, banquetas llenas de obstáculos y llenas de comercios, pero siempre hay esperanza. Esta es la queja, ahora cuál será la propuesta, siguiendo a Tuck, esto sería lo que haría una ciudad tu hogar.

Primero todo está en las preguntas que nos hagamos, ¿quiero en verdad una ciudad eficiente?, ¿quiero que sea un lugar que me lleve de un punto A a un punto B? ¿es una ciudad de tránsito o de desarrollo?, o por el contrario, quiero que mi ciudad sea una fuente constante de inspiración para emprendedores, artistas, músicos, poetas, bohemios?, o quiero una ciudad, ¿pensada y planeada hecha para ricos y poderosos?, llena de condominios con muros altos, cámaras de vigilancia, cercas electrificadas, con guardias de seguridad, es decir, cárceles a la inversa, atrapados en nuestra propia jaula de oro, con entradas principales para los automóviles.

¿Quiero vivir en una ciudad en la que pueda ir al trabajo en bicicleta?, ¿puede que me roben el viernes al salir de copas?, ¿qué tan factible es que una ambulancia llegue a tiempo a mi auxilio?, ¿qué lugares existen para mi esparcimiento?, ¿cuánta contaminación existe, aire, auditiva, y visual?, ¿cuántos parques existen para salir a caminar?, ¿puedo salir y entrar de mi ciudad con relativa facilidad, o hay un tráfico insoportable que te quita las ganas de salir?, ¿cuánta libertad tengo de salir a donde yo quiera?, ¿puedo hacer negocios con relativa facilidad?, ¿hay restaurantes, bares y cafés cerca?, la tienda de la esquina. En fin, no solo perfección, también ese espíritu que hace único a una ciudad, ¿lo tiene tu ciudad?, o por el contrario, ¿solo es un conjunto de calles y edificios?

El tráfico, por ejemplo, no es solo una cuestión de quejarse de que existen muchos autos en la calle, es toda una infraestructura que ayuda o no a generar y atraer más negocios, de fuera y crear nuevos desde dentro, qué tan fácil es llegar al aeropuerto, estación de trenes, autobuses, qué tan fácil me puedo mover para surtir mis productos, qué tan fácil los productos pueden llegar, qué tan rápido puedo llegar a mi trabajo y puedo llevar a mis hijos a la escuela, visitar a mis padres o salir con amigos. Si esto es difícil, bueno, será más difícil atraer a inversionistas.

Qué tan segura es mi ciudad, puedo salir todas las noches sin sentir que alguien está al acecho, que alguien puede robarme, quitarme el sueño, o tengo que pagarle a alguien para que “cuide” de mis pertenencias, cuando debería ser el gobierno, o simplemente los conciudadanos están educados en civilidad, respetar las pertenencias del otro.

Qué tan estimulante es mi ciudad, qué tanta diversión y emoción puede traerme mi ciudad, mi extensión de mi hogar. Cuántas oportunidades tengo para conocer gente de alrededor del mundo, cuántas oportunidades tengo para aprender y para ganar dinero, pienso en mi ciudad para envejecer o pienso que es solo de paso, me siento como parte de mi ciudad, o es algo distinto, doble personalidad, ¿dentro de mi hogar soy de un modo distinto al de mi ciudad?, o ¿me comporto dentro y fuera de mi hogar del mismo modo?, ¿lo hago o no con civilidad, con auténtico sentido de ciudadanía?
Pertenezco a esta ciudad o vivo en mi burbuja, a qué voy con esto, mi casa es limpia y bien ordenada, y me transporto en mi auto que es limpio y ordenado que me lleva a través de calles sucias, desordenadas y llenas de tráfico y de gente, para llevarme a otro punto que es limpio y ordenado que está en otro lugar. Es decir, vivimos o no en burbujas, sin atender la realidad de las banquetas, de las calles, de los peatones, ciclistas y gente que utiliza el transporte masivo. Qué tanto mi ciudad permite el caminar y andar, maravillarme.
Qué tanto mi ciudad es eficiente en el uso de energías, que tanto se utiliza energías renovables, qué tanto cuidamos el agua, qué tanto invertimos en ser una ciudad hecha para todos, sobre todo, las minorías. Repensar una ciudad es una tarea muy complicada, que necesita de todos, por el bien de todos, nuestros visitantes, los que van y vienen, pero sobre todo, los que se quedan. Pensamos en nuestra ciudad o nos quejamos de ella, qué hacemos para que sea un mejor lugar para vivir, qué hacemos para que sea nuestro hogar, qué haremos para decir orgullosamente, mi ciudad.
