Es curioso leyendo algo que ya hacía tiempo quería leer, “El valor de educar” de Fernando Savater, una voz tanto critica como realista de esta tarea tan noble, la de educar. Escuela y educación, la tarea de socialización primaria y de donde se debe dar la primera educación viene del seno familiar.
Pero, esta tarea primaria ha sido renunciada porque la familia está en una transmutación, dejando de lado el desgaste más profundo y la labor más desdichada, educar dentro del seno familiar, dejando la responsabilidad al centro de educación; la escuela y los maestros no queda más que hacer de tripas corazón y que socialicen.
Y en ese hacer de tripas corazón, hacer frente luego a cientos de estudiantes con sus propios sueños, esperanzas y futuro, por ello, por su futuro siempre hay un mejor día, siempre hay una mejor hora y una mejor clase, prepararlos y prepararse, a pesar de los pesares, a fuerza de arrojarse y explicar un tema con miles de distracciones.
Hoy, su futuro es promisorio, todo se puede, todo lo pueden lograr solo falta que pongan sus energías y atención en ello, sino a pesar de todo, los veremos distraídos, girando de una preocupación en otra, en vez de una esperanza y motivación a otra.
Educar como dice Savater es irremediablemente optimista, ver lo óptimo lo mejor, a pesar de lo que la realidad nos arroje.