Hablar del tercer mundo, generalmente es hablar de países en vías en desarrollo o en desarrollo, ya que hablar de países pobres y países ricos, tiene ciertas notas de clasismo. Lo que es una realidad es que después de la caída del muro de Berlín, se da término a la bipolaridad del mundo, es decir, Estados Unidos por un lado y la Unión Soviética por el otro.
Al caer el muro cae la cortina de hierro, y se da paso a un mundo mucho polarizado, en el que de alguna manera a Naciones Unidas se le fue dotando de mayor protagonismo para dar entrada a todos estos polos y necesidades. Uno de estos polos fue el “tercer mundo”, quien tenía problemas tanto sociales, económicos como políticos.
Estos problemas sociales, económicos y políticos tal vez nacieron después de la segunda guerra mundial, en el que si bien es cierto los principios de soberanía e igualdad entre los estados, dieron la posibilidad de que los países tuvieran mayor reconocimiento con independencia de su poder económico y político, por otro lado los principios de no agresión y no intervención son dos principios que de alguna manera no han quedado muy claros.
Lo anterior se debe a la necesidad de exportar el modelo democrático capitalista a todo el “tercer mundo”, y uno de estos mecanismos fue a través de la promesa del desarrollo económico, al caer la cortina de hierro, se expande el derecho internacional en el campo de la economía, la cual ya había dado pasos decisivos con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la implementación de las rondas del GATT, y la creación de la UNCTAD, para dar voz al “tercer mundo”.
La caída de la cortina de hierro, implica el nacimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC), siendo el sucesor del GATT, y nace por otro lado el Convenio del CIADI, hijo del Banco Mundial, para resolver controversias inversionista estado, así como un sinnúmero de acuerdos bilaterales y multilaterales de comercio, así como de protección recíproca de las inversiones.
Una de las promesas del Norte, fue que para que un país accediera al “primer mundo” debería de tener altos niveles de desarrollo económico, político y social, y una de estas ideas fue que los países del Sur deberían de estar abiertos a recibir inversión extranjera, la cual automáticamente ayudaría al desarrollo de los países, pero para seguridad de todos, tendría que haber una renuncia de la soberanía en cuanto a las inversiones extranjeras.
De este modo vemos como la economia y el Derecho Internacional a través de varios organismos Internacionales trabajan de la mano para cumplir fines económicos.