No estamos solos ni estamos acompañados, estamos perdidos en nuestro día a día, el que nosotros vivimos y nadie más.
Nos levantamos con nuestros propios pesares, nuestros sueños, nuestras misiones, nuestros anhelos, que son nuestros y de nadie más, en profunda individualidad en masa que nos separa y comprendemos que estamos solos, que estamos, por mucho que compartas y hablas no se compara con todo lo que se piensa y se calla.
Queda para tí y nadie más, y ahí vamos con miedos, tristezas y alegrías, con la cara al sol, con audífonos en la cabeza, con gorros, con tus pedazos y retazos de cosas para ganarte la vida o perderla, con un móvil viendo su pantalla negra, perdiéndose, con un libro, imaginándose.
El que barre las calles y las banquetas, el que va en el auto, al trabajo, quien se queda en el asilo, el vigilante, quien está en la casa, solos, y acompañados, la radio, televisión, internet, creemos ser parte de una sociedad, estamos solos.








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