En la mañana no hay nada más rico que un cafecito, no solo eso, acompañado en la olla al calor con piloncillo y canela, darle vueltas, verle girar en el agua, disolverse en el frío de la mañana para despertar olores y aromas, después, listo, el frío se disipa, luego, vienen las 10 de la mañana y el sol en su esplendor te acompaña, calentando sin quemar.
El frillito tapatío una tierna calma y un hermoso despertar.
Cafe de olla, que envidia…pero de la buena! Saludos Guillermo.
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