Recientemente terminé de leer un libro de esos que no tiene nada que ver con derecho y mucho menos con derecho internacional, pero que a su vez tiene mucho que ver con derecho internacional, si así se quiere ver. En este caso, me siento como aquel que tiene un martillo y a todo le quiere ver la cara de clavo. Así por el momento mi investigación a todo le quiero ver cara de clavo para ajustarlo a mi teoría sobre sistemas complejos aplicado al derecho internacional.
Este libro Linked escrito en el 2002 por Albert-László Barabási prove una forma de ver la existencia humana donde todo está de alguna manera conectado, hay ciertas redes conectadas unas con otras.
Lo importante para mi, fue la parte final, ahí establece un método de trabajo, sobre cómo aproximarse a los sistemas complejos, lo cual no es nada fácil, para lograrlo, primero es entender la arquitectura del sistema complejo y eso se hace a través de las redes que se construyen a través de los nodos, una teoría de redes complejas, una telaraña construida por múltiples nodos, sin existir un arquitecto central. Estos nodos, llámese personas por un lado, son los que generan interconexiones y que a su vez generan una arquitectura especial. Tal arquitectura es lo que le comienza a dar forma sobre cómo se podría ver un sistema complejo.
Una vez teniendo la arquitectura el siguiente paso sería analizarla bajo una visión de los sistemas complejos y entender como los nodos interactúan entre sí, y cómo ellos de alguna manera generan una actuación que emerge de manera diferente de con el sistema.
Así, una posible aproximación al derecho internacional como un sistema adaptativo complejo es pues, partiendo del mapeo de las interacciones de sus nodos, para después intentar entender la conducta del sistema en general, una conducta independiente de sus creadores.
Lo que queda por pensar es responder la pregunta del beneficio de saber o tener la topología del derecho internacional