El actual presidente de México, AMLO (Andrés Manuel López Obrador) habló de manera fuerte en contra de las facultades de interpretación de la ley que tienen los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), palabras más o palabras menos les recriminó de que no vayan a hacer una interpretación literal de lo que la norma es. Es decir, no le vayan a ir con cuentos que la ley es la ley.
La gran pregunta que sale a colación entonces, ¿qué es la ley?, y, por otro lado, ¿para qué sirve la ley?
Si pensamos que la ley es un conjunto de normas que se encuentran relacionadas unas con otras, podemos pensar que es un sistema de normas, y al ser un sistema de normas estas tienen relación unas con otras, y que, tales normas forman parte de un todo más o menos relacionado entre sí.
Un sistema de normas o de derecho, es a lo que el jurista Hans Kelsen, de la escuela de Viena de Derecho propuso, a manera clásica de pensar dentro del Derecho Mexicano, la norma fundamental es la constitución, sin embargo, adentrarnos a la teoría de Kelsen, encontramos que la norma constitucional obedece también a una norma más amplia más arriba que la constitución y la encontramos en el derecho internacional.
Para Kelsen, en su libro sobre Principios de Derecho Internacional, un volumen escaso y difícil de encontrar por cierto, y del cual existen pocas versiones en español, encontramos que el derecho internacional se encuentra por encima de la norma nacional, y esto tiene sentido, sobre todo, viniendo de alguien que se dio a la tarea de proponer una estructura para las Naciones Unidas.
¿La ley es la ley? sí, cuál ley, esa es una cuestión interesante.
Para los Ministros de la SCJN la ley implica todo el sistema jurídico mexicano, y eso conlleva el considerar en todo su esplendor a las normas internacionales de las que México es parte, tratados bilaterales de promoción y protección reciproca de inversiones, tratados y acuerdos de libre comercio, así como otros tratados como es la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados.
Los artículos 30 y 31 particularmente de la Convención de Viena establecen reglas de interpretación, el principio general de interpretación parte de la buena fe. Y en todo caso, los Ministros tendrán que partir desde ese requisito de buena fe. También, dentro de dicha Convención se establece que un país no puede evitar el cumplimiento de un tratado interponiendo cuestiones de derecho interno.
Al parecer, para AMLO, la lex temporalis que implica la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) no va en línea con la ley eterna que es la que entiende su cuarta transformación, es decir, la LIE solo será válida si está de acuerdo a la ley eterna de su cuarta transformación, y si la legislación no tiene la calidad de alinearse con este proyecto con el sello de 4T, entonces no es justa y no merece ser entendida como ley. Algo así como lo que señalaba Agustín de Hipona o San Agustín, ¿la ley es la ley? ¿para quién y para qué?
Se puede plantear, claro está, que la ley es dura pero es la ley, como ese aforismo del derecho Romano, pero, ¿qué sucede cuando la ley es injusta?, ¿para quién la LIE es injusta? ¿para el presidente o para la población?